Tres playas para descubrir la Conquista de Fuerteventura

La conquista de Fuerteventura comenzó en 1402 y finalizó en 1405.

Las luchas fueron desiguales, confrontaban a personas armadas y con formación táctica y militar, con los mahos que se defendían y atacaban de manera desorganizada y cuyas únicas armas eran piedras, palos y el conocimiento del terreno.

Ahora bien, durante todo ese tiempo no hubo continuas batallas, más bien todo lo contrario. De hecho, los enfrentamientos más duros y los que propiciaron la rendición de los mahos tuvieron lugar en apenas cuatro meses, entre julio y octubre de 1404.

Guise y Ayose viendo que no podían resistir mucho tiempo más decidieron rendirse.

¿Qué motivó la conquista de Fuerteventura?

A pesar de que los europeos llevaban desde principios del siglo XIV en la vecina isla de Lanzarote no se interesaron mucho por Fuerteventura. 

Solo tras algunas incursiones, en 1402, se pudo constatar que Fuerteventura guardaba celosamente un tesoro: la orchilla.

La orchilla es un liquen tintorero del que se extrae el color púrpura, uno de los colores más cotizados desde la antigüedad. Valía más que el oro.

Así que, entre los motivos esenciales para conquistar la Maxorata estaba el interés que tenía Jean de Bethencourt por ser el poseedor del monopolio del comercio de la orchilla. Bueno, también se encontraba el incorporar más tierras a la Corona de Castilla.

Los franco-normandos Gadifer de la Salle y Jean de Bethencourt accedían a Fuerteventura por diversos puntos de la costa majorera. Hoy queremos darte una visión diferente de esas playas, más relacionada con la historia que con el turismo. 

Playa de los Pozos

La primera playa en la que los europeos del siglo XV pusieron pie en Fuerteventura con la intención de conquistarla está al norte de la isla, en el lado de sotavento. Es la playa de El Pozo.

La playa de El Pozo está enclavada a la entrada de la localidad de Corralejo. Se sitúa entre las playas “El viejo”, y “El Medano”.

La Playa de El Pozo tiene una extensión de 450 metros y una anchura media de 60 metros, compuesta toda de arena dorada de las dunas. Es una playa ventosa pero muy tranquila, ideal para practicar nudismo, surf y kitesurf.

Los barcos, en la antigüedad, preferían esta playa para fondear porque poseía tres grandes ventajas sobre cualquier otra de la zona: el trayecto entre la isla de Lobos y Fuerteventura es el mínimo marítimo, el islote protege de los vientos dominantes, y, sobre todo, por la existencia de un pozo que suministraría el agua indispensable.

Desde esta playa, franceses y españoles se adentraron en varias ocasiones hacia las sedientas tierras de Fuerteventura, buscando enemigos contra los que batallar. Pero al no encontrar asentamientos considerables decidieron buscar por otro lado.

Playas de Ajuy

Ajuy es un pequeño y encantador pueblo situado en la costa Oeste de Fuerteventura.

La playa de Ajuy es una exótica cala, compuesta de finísima arena negra, grava y bolos. Se caracteriza por ser ventosa y por su fuerte oleaje. 

Extrema las precauciones si te metes en sus aguas a darte un chapuzón.

La playa de Ajuy tiene una longitud aproximada de 270 metros y su anchura media ronda los 35 metros. Pertenece al municipio de Pájara y es una de las más bellas de esta parte de la isla. 

Desde la playa de Ajuy los franco-normandos encontraron el punto ideal para comenzar la conquista. Ascendieron por el barranco de Ajuy, pasaron por el palmeral de Madre del Agua y subieron por el escarpado barranco de las Peñitas, antes de llegar a la zona de Betancuria, comenzando así oficialmente la conquista de Fuerteventura.

Playa de Pozo Negro

Pozo Negro es un coqueto y pequeño pueblo situado en la costa este de Fuerteventura. Pertenece al municipio de Antigua y actualmente sus habitantes se dedican a la pesca de bajura, la ganadería caprina y al turismo.

En Pozo Negro hay un par de restaurantes cuya especialidad son las paellas y el pescado fresco. Además, cuenta con la única zona de acampada de Antigua, con 72 plazas para la instalación provisional de casetas, caravanas o similares, y un albergue con una capacidad de 60 plazas. 

La playa de Pozo Negro se convirtió en uno de los puertos más importantes de Fuerteventura durante la conquista. En su bahía fondeaban los barcos de Jean de Bethencourt que venían cargados con todo tipo de materiales.

Muy cerca de la playa de Pozo Negro se encuentra el poblado de la Atalayita, también uno de los lugares elegidos por Jean de Bethencourt para levantar una de sus fortificaciones, El Castillo de Riche Roche, que sirvió como defensa, vigilancia y aprovisionamiento de víveres. La fortificación fue destruida y quemada, en varias ocasiones, por los aborígenes.

Para finalizar te contamos una de las anécdotas que se narran en las crónicas de la conquista, y que tienen como lugar protagonista los alrededores de la playa de Pozo Negro.

Una vez finalizadas las contiendas, Jean de Bethencourt regresó a Fuerteventura con su séquito. Esta vez el francés se acercó hasta el reconstruido castillo de Rique Roque con más de cincuenta normandos, vestidos con sus mejores galas, con jubones bordados muy recargados de orfebrería de plata. Los franco-normandos traían también música, sonidos que los mahos nunca habían escuchado. Entre los instrumentos que tocaban se encontraban trompetas, clarines, tambores, flautas…

Guise y Ayose quedaron tan ensimismados por tanta pompa y boato que dijeron a “su señor” que si hubiesen venido en aquel estado desde el primer momento, hubieran sido vencidos mucho antes.