Miles de personas viajan cada año a Fuerteventura, para descubrir los descarnados paisajes majoreros. Y es que, esta isla es una maravilla geológica, la mires por donde la mires. No en vano, está considerada, por la Unión Geológica Internacional, como uno de los lugares de mayor interés geológico del mundo.
Fuerteventura dispone de 13 espacios naturales protegidos. Gran parte de ellos están estrechamente ligados a las actividades vulcanológicas de la isla.
Uno de estos enclaves es el Malpaís Grande, al que hoy le dedicamos estas letras.
Pero, antes de nada, y para todos aquellos que no vivís en las islas o no estáis familiarizados con los paisajes volcánicos.
¿Qué es el malpaís?
Un malpaís es la extensión de terreno volcánico formado gracias al enfriamiento y la consolidación de las lavas emitidas en un episodio volcánico.
El nombre de malpaís se usa, habitualmente, para definir de forma general a aquellas regiones volcánicas caracterizadas por la presencia de rocas poco erosionadas, de aspecto escoriáceo y cuyas superficies son denominadas como “aa”.
¿Dónde se encuentra el Espacio protegido del Malpaís Grande?
El Espacio protegido del Malpaís Grande se localiza en la Llanura Central de Fuerteventura. Cuenta con una superficie de poco más de 23 kilómetros cuadrados, que se dividen entre los municipios de Antigua y Tuineje. El sureste del Malpaís Grande linda con el Monumento Natural de Los Cuchillos de Vigán, mientras que, por el noroeste limita con el Monumento Natural de la Caldera de Gairía.
El campo de lavas del Malpaís Grande y su entorno configuran un espectacular paisaje de llanuras lávicas, que destacan por su singular belleza de intensos colores negros, salpicados de tonalidades blanquecinas, ocres y amarillas. Este extenso área de malpaíses fue originado por los siguientes cuatro centros de emisión:
- Caldera de La Laguna, con 100 metros de altura desde su base.
- Caldera de Los Arrabales, con algo más de 100 metros de altura desde la base y un cráter con una profundidad de 108 metros.
- El Volcán de Liria, con una altura de unos 70 metros.
- La Calderilla, con una escasa treintena de metros de altura desde su base.
Estos cuatro volcanes están alineados de norte a sur y tienen una edad aproximada de 100.000 años.
¿Cual es la fauna y flora más representativa del Malpaís Grande?
La flora predominante que podemos encontrar en el Malpaís Grande es de escaso porte. Son especies que se adaptan con rapidez a los terrenos áridos y con poca humedad. Entre ellas destacamos a las tabaibas, aulagas, corazoncillos, barrilla, cosco, y saladillo. También, y desde hace unas décadas, podemos ver plantas invasoras como el tabaco moro y el árbol de seda, que van colonizando, poco a poco, los malpaíses.
En cuanto a la fauna, las aves son las especies más significativas. La tarabilla canaria, el guirre majorero, el aguililla y el cuervo canario son las aves más fáciles de observar. También habitan y nidifican, en el Malpaís Grande, especies esteparias como el alcaraván o el corredor sahariano.
Y, aunque el halcón de berbería habita por estos lares es muy difícil verlo.
Ni que decir tiene que las ardillas morunas también han colonizado un paisaje tan agreste como es el Malpaís Grande.
El hábitat humano en el Malpaís Grande.
Aunque actualmente, en este paisaje protegido, hay dos entidades poblacionales: Tequital y Casas de Tenicosquey, desde antes de la conquista franco-normanda los mahos ya habitaban el Malpaís Grande.
A pesar de ser este un espacio inhóspito para vivir, los mahos eligieron varios sectores del Malpaís Grande para establecer en ellos sus asentamientos. Un claro ejemplo de aldea aborigen, construida en el malpaís, es el Poblado de la Atalayita, situado en el tramo final del barranco de Pozo Negro.
El motivo esencial por el que los mahos decidieron levantar sus hogares en este tipo de coladas, es porque les proporcionaba un mimetismo perfecto con el entorno. Incluso estando a escasos metros es difícil ver las casas. Además, los aborígenes de Fuerteventura estaban acostumbrados a caminar por el malpaís, así que, en caso de ser descubiertos, tenían una gran ventaja sobre sus enemigos, porque avanzaban mucho más rápido que los conquistadores. Recordemos que, los franco-normandos, iban ataviados con pesadas armaduras, lanzas y todo tipo de pertrechos, nada recomendables para desplazarse por un paraje tan agreste como es el de Fuerteventura.
En el Malpaís Grande destacan los hornitos: pequeños huecos por donde se liberaban los gases de las erupciones volcánicas. Algunos de los hornitos han formado pequeñas cuevas de entrada vertical. Son tan amplias que han sido utilizadas por los habitantes de Fuerteventura, desde épocas Prehispánicas. Se han encontrado, en distintos hornitos, restos de un ave extinguida en la actualidad, una pardela de la que se alimentaban los aborígenes de Fuerteventura. También cazaban y comían una especie de codornices.
Tras la conquista, y la posterior colonización castellana, los nuevos pobladores siguieron viviendo en las cercanías de los lugares que habitaron los mahos. De hecho, Tenicosquey y Pozo Negro fueron de los primeros asentamientos estables de la isla.
El Malpaís Chico
Y para terminar, os preguntaréis, ¿si hay un Malpaís Grande, entonces… también hay un Malpaís Chico?. Efectivamente, el Malpaís Chico se encuentra al noroeste del Malpaís Grande. Este campo de lavas ocupa una extensión de unos 10 kilómetros cuadrados. Proviene de la Caldera de Gairía, uno de los volcanes más bellos de Fuerteventura y cuya visita merece la pena.
En el Malpaís Chico también destacan los hornitos. Los más importantes se encuentran al sureste de la Caldera de Gairía, en la conocida como Hoya del Cernícalo.