En más de una ocasión hemos hablado de productos elaborados en la isla, que han servido como auténticos impulsores de la economía de Fuerteventura. Entre ellos podríamos recordar la barrilla, el cosco, la cal, el cereal, el aloe vera, el tomate, y, como no, el rico queso de cabra.
Hoy os traemos, a este blog de Fuerteventura, la orchilla, otra materia prima majorera, que tuvo gran importancia en la economía de la isla.
¿Qué es la orchilla y que importancia tuvo en Fuerteventura?
La Orchilla (Roccella canariensis) es un liquen, es decir, el producto de la simbiosis entre un hongo y un alga. Crece de forma natural y espontánea a lo largo y ancho de la isla.
Gracias a su alto contenido en orceína se ha utilizado, desde la antigüedad hasta principios del siglo XX, como productor de tinte.
El desarrollo económico de Canarias y, en particular, de Fuerteventura estuvo muy ligado a esta pequeña planta. También fue uno de los motivos por el que los conquistadores, Gadifer de la Salle y Jean de Betancourt, se decidieron a tomar Fuerteventura.
Como preámbulo comentar que, la vecina isla de Lanzarote estuvo ocupada por los europeos, de forma permanente, desde el siglo XIV. Sin embargo, y a pesar de que a Lanzarote y Fuerteventura apenas las separan 8 kilómetros, los europeos, no se interesaron mucho por poner pie en Fuerteventura. Pensaban que pocas cosas de valor había en ella.
Solo tras algunas incursiones se pudo constatar que la isla guardaba celosamente un material muy valioso, la orchilla.
La orchilla es un liquen tintorero del que se extrae el color púrpura, uno de los colores más cotizados desde la antigüedad, color reservado a reyes, nobles y clérigos de alto rango.
Jean de Bethencourt justificó así las futuras incursiones y la conquista de Fuerteventura.
Y crece también en esta isla (Fuerteventura) una grana que vale mucho, que se llama orchilla; sirve para teñir paños u otras cosas y es la mejor grana de aquella grana que se pueda encontrar en cualquier país, por su condición, y si un día la isla es conquistada y puesta a la fe cristiana, aquella grana será de mucho provecho al señor del país.
El normando, Jean de Bethencourt, era consciente del valor de la orchilla, no en vano era propietario del feudo de Grainville-la-Teinturière, cuyo motor económico principal era la industria tintorera.
Una de las primeras medidas que tomó el normando, tras la conquista, fue reservarse, en exclusiva, el derecho de la obtención y el comercio de la orchilla.
Así se cita en “Le Canarien”, la crónica de la conquista de Canarias:
“por lo que se refiere a la orchilla, que nadie se atreviese a venderla sin licencia del rey y señor del país”
Con la posterior colonización castellana, la exportación de orchilla se convirtió en uno de los sectores económicos más importantes de la isla. Como dato curioso mencionar que, a finales del siglo XV, se recogían en Fuerteventura unos 75000 kilos de orchilla al año. La sobreexplotación, y el lento crecimiento del liquen, hizo que esa cifra descendiera. Aun así, en el siglo XVIII, la recolección anual de orchilla, en Fuerteventura, estaba en los 30000 kilos.
¿Cómo es la orchilla?
La Orchilla (Roccella canariensis) es fácilmente reconocible por su color negruzco salpicado de minúsculas verrugas blanquecinas. Está compuesto por unos filamentos que salen de una base, una costra adherida firmemente a la superficie de la roca volcánica.
La orchilla se desarrolla mejor en los peñascales y riscos costeros orientados hacia el norte, donde la influencia de la humedad marina es más importante.
¿Cómo se recogía la orchilla?
La recolección se hacía con mucho cuidado. Había que desprender los filamentos del liquen de su costra sin dañar la base. Para ello se valían de una especie de peine con el que extraían las hojas de la orchilla.
Si la base se estropeaba ya no volvería a crecer el liquen en ella.
Los majoreros se granjearon una merecida fama de buenos recolectores de orchilla. Eran demandados de otras islas para que fueran a recolectar este preciado liquen.
En Fuerteventura se crearon lugares específicos para “cultivar” orchilla. Estos enclaves son fácilmente identificables, pues son espacios un tanto extraños para nuestra visión actual.
Lo primero era buscar la mejor zona, que tuviera un buen gradiente de humedad, por lo general en malpaises, o en lugares en los que cualquier otro cultivo era totalmente inviable. Después se levantaban un gran número de muros con las mismas piedras del malpaís. A veces estos muros tomaban formas algo laberínticas.
En apenas 5 años, que es el tiempo mínimo para que se desarrolle totalmente la orchilla, ya se podía recoger como cualquier otro cultivo.
A día de hoy es posible encontrar restos de orchilleros en la isla. Sin ir más lejos, en el malpaís de Majada de la Lengua, en la Oliva, todavía quedan vestigios del orchillero y de la casa donde se almacenaba el liquen.
¿Cómo se elaboraba el tinte a partir de la orchilla?
Por lo general la orchilla era exportada sin procesar. El tinte lo hacían en las fábricas. Inglaterra fue, durante siglos, el principal importador de orchilla.
Aun así, en la isla se procesaba la orchilla de una manera muy rudimentaria.
Según Viera y Clavijo: Una vez recogida la orchilla se cernía y se humedecía con orina (por su contenido en nitrógeno, fósforo y amonio). Se removía y se le echaba un poco de cal apagada.
Este proceso había que hacerlo cada 2 -3 horas durante 3 días. Al cabo de ese tiempo se obtenía una pasta de color rojo vivo, casi púrpura. Para usar la pasta como tintura primero era necesario disolverla en agua tibia. Luego se le añadía más agua, se ponía al fuego y se sumergía la estofa en el baño hirviendo.
La orchilla se ha convertido, a día de hoy, en un excelente recurso para los artesanos que trabajan con tintes naturales. Una de estas artesanas es Úrsula Josseffine Mocklinghoff, premio insular de artesanía 2017.