Cuando llega septiembre hay dos acontecimientos que los majoreros tienen siempre presentes: la vuelta al cole, y las fiestas de la Peña.
Aunque llevamos ya un par de años que, por la alerta sanitaria, no se celebrará la popular romería de la Peña, FuerteventurActiva no quiere dejar pasar de largo esta celebración, una de las festividades lúdico-religiosas más importantes de la isla.
Hoy nos acercamos a la patrona de Fuerteventura: la Virgen de la Peña.
Virgen de la Peña
La Virgen de la Peña es una pequeña talla de alabastro, de 21 centímetros de altura. Data de las primeras décadas del siglo XV. Es una de las esculturas más antiguas de Canarias.
La imagen, enmarcada dentro del estilo gótico francés salió posiblemente de los talleres del “Maestro de Rímini”. Representa una Virgen sedente con niño.
Este tipo de talla fue ampliamente distribuida por Europa. Se ideó para ser llevada en los largos viajes y durante las campañas bélicas. Sin embargo, la devoción que se tiene a la patrona de Fuerteventura no está relacionada con la imagen en sí, sino con su “milagrosa” aparición.
La aparición de la Virgen de la Peña
La leyenda de la aparición de la Virgen de la Peña tiene como protagonistas a dos frailes franciscanos: Fray Juan de Santorcaz y San Diego de Alcalá. Estos frailes fueron de los primeros que habitaron el Convento de San Buenaventura, en Betancuria.
Juan de Santorcaz estaba encargado de la formación de los frailes, mientras que Diego de Alcalá era el “guardián” del convento, algo así como un portero.
Según cuenta la leyenda, una noche de primavera Juan de Santorcaz salió a buscar hierbas medicinales. San Diego, responsable de la entrada y salida de los frailes, al ver que tardaba en regresar fue en su busca. Preguntó a unos pastores y estos le dijeron que no le habían visto, aunque durante la noche vieron unas extrañas luces por el Barranco de Malpaso.
San Diego y los pastores se dirigieron a Las Peñitas y encontraron el sombrero del Padre Santorcaz, en una poza de agua. El monje, dentro de la poza, estaba iluminado por un halo, arrodillado leyendo su breviario y bajo el agua. Uno de los pastores se arrojó al agua sacándolo ileso y totalmente seco.
Fray Juan contó que una música celestial y rayos de luz salían de aquellas peñas. Pico en mano, y sin perder tiempo los pastores golpearon la piedra hasta que apareció la imagen de la Virgen.
En el lugar del hallazgo se construyó la ermita de Malpaso.
La ermita de Malpaso.
Son pocos los datos acerca de la construcción de la ermita de Malpaso, salvo que en 1497 ya estaba levantada. Albergó durante mucho tiempo la talla de la Virgen de la Peña, un cuadro y una imagen de Santa Lucía, traídos expresamente desde la península.
Debido al peligro que suponía atravesar el desfiladero para llegar a la ermita de Malpaso, el santuario se clausuró en 1586. La ermita sufrió un acusado abandono durante casi 200 años, que la dejó en un estado lamentable. Se volvió a edificar a finales del XVIII.
Como anécdota referir que, en enero de 1933, hubo un gran temporal que se llevó por delante muchas fincas. La tormenta arrasó un antiguo molino harinero y la ermita de Santa Lucía, ubicadas aproximadamente donde está la presa de las Peñitas. Sin embargo, la ermita de Malpaso no sufrió daño alguno.
Santuario de la Virgen de la Peña
Tras la clausura de la ermita de Malpaso se levantó, gracias a las aportaciones de los vecinos, una modesta ermita, en Vega de Río Palmas. Tras su demolición se construyó, a comienzos del siglo XVIII, la actual iglesia que alberga la imagen de Nuestra Señora de la Peña
El santuario consta de una sola nave con capilla mayor diferenciada tras un arco toral y coro a los pies.
Del templo hay que destacar, sobre todo, su bello retablo y la cubierta de madera de la Capilla Mayor.
La romería de la Peña
El día de la Peña se ponen de manifiesto la devoción popular y las tradiciones culturales. Las fiestas se celebran en torno al tercer sábado de septiembre, en Vega del Río Palmas. Sin embargo, son muchas las personas que se acercan, los días previos, al Santuario.
La marcha a pie hacia Vega del Río Palmas comienza el viernes. Desde todos los puntos de la isla salen romeros formando grupos, que entonan canciones tradicionales y las Coplas a la Virgen de La Peña, acompañados, cómo no, de timples y guitarras.
Tras la puesta de sol se produce una de las estampas más impresionantes de la romería. Desde la lejanía se pueden ver serpenteantes lenguas de luces que ascienden por las laderas de las montañas. Son las linternas (antiguamente antorchas) que iluminan los pasos de los romeros.
Miles son las personas que se congregan, el sábado al mediodía, en torno a la patrona de Fuerteventura.
¿Por qué se celebra la romería de la Virgen de la Peña en septiembre?
Las fiestas de la Virgen de la Peña son un ejemplo de fiestas paganas adaptadas a la religión cristiana, al igual que nuestras Navidades, el Día de la Cruz, o la festividad de San Juan.
Todas las culturas de tradición cerealista han hecho celebraciones al finalizar la recogida de las cosechas. Más o menos en la primera quincena de septiembre. En ellas se juntaba la gente para beber, bailar, cantar y sociabilizarse antes de que comenzasen las lluvias de otoño.
A la iglesia eso de que la gente se juntara sin un santo de por medio no le hacía gracia. Así que decidieron que dichas fiestas se tenían que celebrar en torno algún santo protector. En Fuerteventura se eligió a la Virgen de la Peña, patrona de la isla desde mediados del siglo XVI. Seguro que conoces más romerías que se realizan en septiembre.
Foto de portada Gabriel Fuselli