La artesanía en palma en Fuerteventura

La visita a los mercadillos majoreros constituye una experiencia única. Los turistas se entremezclan con los residentes buscando algo de autenticidad. Por suerte, todavía quedan artesanos que mantienen vivas técnicas, que en otros lugares del mundo están prácticamente a punto de extinguirse. Orfebrería, telas pintadas a mano, bordados, cestería, talla en madera, quesería,… son alguno de los oficios tradicionales, que dan un valor extra a lo que se manufactura en la isla.

Si sigues nuestro blog, seguro que te habrá llamado la atención la indumentaria del pescador del artículo de la pasada semana: “La pesca con cuerno de cabra, una milenaria tradición”. Y no nos referimos a las cholas de plástico, sino más bien a la singular talega acomodada a su espalda. 

Esa mochila específica para la pesca se denomina, en Fuerteventura, “gena”. Está elaborada por manos artesanas con hojas de palma, otra de las tradiciones que están desapareciendo y de la que hablaremos en esta ocasión.

La artesanía en palma en Fuerteventura

El trabajo en palma en Fuerteventura se realiza con la palmera canaria, una especie endémica del archipiélago. Se encuentra en todas las islas, y puede llegar a vivir unos 200 años. Ha sido abundantemente aprovechada, y cultivada, desde la antigüedad canaria.

Aunque actualmente quedan pocos palmerales, hace siglos la presencia de palmeras en nuestra isla era muy extensa.

Gadifer de la Salle, en el siglo XV, se quedó sorprendido de la cantidad de palmeras que encontró en Fuerteventura. Así lo reflejaron las crónicas de la época. 

Y al pasar al otro lado se halla un valle hermoso y unido y muy agradable, en que habrá unas 800 palmeras que dan sombra al valle, con arroyos de agua que corren por en medio, y están por grupos de 100 y 120 juntas, tan altas como mástiles de más de 20 brazas de altura, tan verdes, tan enramadas y tan cargadas de dátiles, que da gusto mirarlas.

Los aborígenes de Fuerteventura conocían la versatilidad de la palmera canaria. Empleaban sus hojas, cuyos foliolos, previamente abiertos y desecados, se aprovechaban en labores artesanales, realizando con ellos tejidos, recipientes, sedales para pescar, etc.

Tras la conquista de Fuerteventura, los colonizadores llegados a la isla  desde la península, trajeron de sus lugares de origen los diversos modos tradicionales de trabajo con fibras vegetales. Además, la población morisca procedente del continente africano, también aportó técnicas haciendo que la cestería y gran parte de la artesanía majorera fuera diferente a la de las restantes islas canarias.

La recolección de las hojas de palma la efectuaban normalmente los hombres. Cogían tanto hojas nuevas de color blanco, que se localizan en el interior de la copa de la palmera, como las hojas verdes crecidas y abiertas. De todas ellas se extraen el pírgano, el palmito, y el baleo. 

La tradición oral recomienda que las varas se corten en luna menguante. La limpieza y preparación de las diferentes partes de la hoja de palmera se hace con mucho cuidado y destreza, evitando rasgar la piel.

Una vez separado el pírgano (nervio central de la hoja de palmera) y las pínulas, estas se abren una a una, extendiéndose al sol y al rocío de la noche, en el suelo, o en los tejados de las casas. Es necesario dar vueltas a las ramas todos los días para que vayan adquiriendo un color uniforme.

El pírgano era el elemento principal para trabajar la cestería, y para hacer los armazones de las grandes piezas, sobre todo, las de acarreo. 

Con los filiolos se manufacturan empleitas, esteras, alforjas, sombreros, escobas y un sinfín de bolsos. El entretejido de las hojas de las palmera estuvo en manos de las mujeres, que compaginaban trabajos agrícolas, ganaderos y las labores domésticas.

Entre los objetos más destacados que los artesanos de Fuerteventura realizaban en palma, podemos mencionar:

  • La Empleita o sera: son los moldes de palma trenzada utilizadas en la elaboración del queso majorero. Las estereras trabajan con gran destreza el palmito y los conocimientos de estas labores pasaban de madres a hijas. El aprendizaje de la fabricación de empleitas comenzaba entre los ocho y los diez años.Para su confección se preparaban las hojas de palma en tiras finas. Se separaban en manojos de palma blanca y de palma verde, que se alternaban en el trenzado. Las hojas, siempre en número impar, se entretejían diagonalmente. Era preciso humedecer antes las hojas de palma para ablandarlas y poder trabajarlas mejor. Después se cosían para formar una pieza, empleando para ello las astillas de la palma como medio de costura. En uno de los extremos de la empleita se coloca un hilo para poder ajustarla a la medida del queso y mantenerlo sujeto.

 

  • Las Esteras. Están elaboradas con varias empleitas formando una pieza de tamaño considerable. Se usaron para proteger los suelos de las viviendas, como alfombras delante de las camas, y para conservar algunos alimentos como los higos pasados, o para el embalado del pescado salado.

Los hombres además de cortar las hojas de palmeras se dedicaban, por lo general, a la elaboración de escobas, al trabajo de la palma en verde, y a la elaboración de diferentes útiles de la casa o relacionados con el campo:

  • Tomizas, son cordeles que procedían del torcido de dos tiras de palma. Se usaron con diferentes fines destacando el atado de las cabras-
  • Serones, son cestos destinados al transporte de mercancías. Se adaptaban a la grupa del animal, formando dos cestos, uno a cada lado de la bestia. Los serones se usaron para acarrear desde fruta hasta tierra, e incluso personas.
  • Gena o serones de pescar, son recipientes de fondo rectangular, con paredes rectas a modo de bolso y la boca ovalada. Están provistos de dos asas en las paredes  para colgar a la espalda. Se utilizan para portar los útiles de pesca y el pescado.

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