3 espectaculares calas de Fuerteventura donde sentirse un Robinson

En contraposición a las suaves costas del noreste y sureste de Fuerteventura, donde prevalecen las extensas playas, la isla cuenta con otros enclaves más recónditos donde la tranquilidad es un valor en alza. Las calas que os proponemos a continuación tienen varios aspectos en común: Son espacios tranquilos, sin aglomeraciones, accesibles en vehículo, e ideales para pasar un día diferente sin renunciar a ciertas comodidades.

Playa de las Escaleras

El Atlántico guarda uno de sus rincones más evocadores en la playa del Águila, más conocida como playa de las Escaleras. Esta cala está situada en la costa oeste de Fuerteventura, muy cerca del pesquero pueblo de El Cotillo. 

Encajada entre acantilados en los que, tal vez en algún momento, anidó el águila pescadora, esta playa de rocas blancas y arena pulida color marfil es un paraíso accesible tanto a pie como en vehículo. 

El sendero que desciende hasta la orilla, es una inestable escalera de obra que parte desde el cantil del escarpe, pero que merece la pena descender.

La playa de las Escaleras cuenta con una longitud de 600 metros y su anchura media es de 24 metros. Es una de las playas preferidas por las personas que practican nudismo en el norte de Fuerteventura. Es algo ventosa y con fuerte oleaje, así que, extrema las precauciones cuando te metas en el agua.

Aunque pueda parecer que la playa del Águila está un poco escondida, tiene fácil acceso. Los acantilados que encajan la playa hacen que la entrada por mar sea imponente. Sin embargo, es más aconsejable llegar por la senda costera que sale hacia el sur, desde La Torre del Tostón. A algo más de 3,5 kilómetros de El Cotillo, llegarás al borde del acantilado donde se encuentra la escalera de acceso a la playa.

La playa de las Escaleras no cuenta con ningún tipo de servicio. Es recomendable ir en marea baja, ya que cuando hay pleamar el agua cubre toda la arena llegando la mar hasta las mismas escaleras.

Ensenada de Jacomar

Este rincón encajado en un jardín de rocas que semejan esculturas, se sitúa dentro del Monumento Natural de los Cuchillos de Vigán. Está flanqueada por la Punta de Jacomar y la Punta de las Borriquillas. 

La espectacular playa de Jacomar está constituida de arena negra y bolos. Aquí cuentas con más de 200 metros de longitud y casi 20 de ancho para disfrutar a tu aire. Sus aguas son limpias, transparentes y algo bravas, excelentes para la pesca con caña y submarina.

Frente a la media luna de arena negra, que forma la ensenada de Jacomar, lo más que verás son algunos veleros balanceándose, y las fugaces estelas que los kayak trazan cuando pasan por esta parte de la isla. 

Acceder hasta la ensenada de Jacomar no es complicado. Lo puedes hacer tanto en bici como en vehículo a motor. Eso sí, con sumo cuidado pues hay que rodar, varios kilómetros, por pistas de tierra que discurren por el Barranco de Jacomar.

Tanto desde las localidades de Tenicosquey como desde Tequital parten sendas pistas que te acercarán hasta la ensenada de Jacomar

Playa de Ojos

Pájara es uno de los municipios más dinámicos de Fuerteventura, a pesar de ello, aun esconde rincones idílicos como la hermosa playa de Ojos, situada a unos 2 kilómetros del Puertito de la Cruz y el faro de Jandía.

La playa de Ojos, es una tranquila y solitaria cala ubicada entre la Punta de la Turbina y la Punta del Corralito. Se puede llegar a ella tanto a pie como en bici y en vehículos a motor. Está a la vera de la carretera que conecta el Puertito de la Cruz con Punta Pesebre. 

Playa de Ojos es una cala de arena dorada, de 70 metros de longitud y 20 de ancho, que encontramos al descender el acantilado de unos 10 metros de altura que la protege. La playa es accesible por sendas estrechas que descienden hasta la orilla, y por unas escaleras de madera que salvan el escarpe rocoso.

Playa de Ojos no es la típica cala donde adentrase en sus aguas y bañarse. Aquí las corrientes y el fuerte oleaje son la tónica dominante, y hacen de este espacio poco seguro para darse un chapuzón. No dispone de ningún tipo de servicios, por lo que resulta muy atractiva para disfrutar de un día de relax tumbado en la arena.

 

Además de ser, Playa de Ojos, un lugar tranquilo donde practicar nudismo o simplemente torrarse al sol durante horas, este enclave guarda dos tesoros. Uno de ellos es su amplia cueva que queda al descubierto durante los periodos de bajamar, origen del nombre de “Playa de Ojos”. El otro tesoro está justo encima de la línea de costa, es ni más ni menos que una antigua pista de aterrizaje que Gustav Winter mandó construir en los años 50 del pasado siglo.

Esta pista de aterrizaje que hubiera podido solucionar las evacuaciones o urgencias médicas de Cofete, ha suscitado, como casi todo lo que lleva el sello de los Winter, multitud de leyendas, entre ellas que la pista se realizó con el objeto de que aterrizasen aviones alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

 

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