El sabor a sal y a mar que se respira por las calles de El Cotillo, ha sabido seducir, desde hace décadas, a los miles de turistas que visitan Fuerteventura.
El alma marinera, su rica gastronomía y su animado ambiente han convertido este pueblo del municipio de La Oliva, en uno de los destinos vacacionales más destacados de la isla.
Si las excepcionales playas de El Cotillo atraen a locales y visitantes durante la mañana y la tarde, la peatonal avenida frente a la playa del Muellito y su entorno se convierten en el centro neurálgico de la localidad a la hora de degustar la gastronomía majorera.
La singular arquitectura, los bares y los restaurantes, con vistas al Atlántico, son algunos de los reclamos del popular Cotillo. Pero, no todo son playas, surf y buen comer lo que te ofrece esta parte de la isla. Aquí también podrás empaparte de su dilatada historia, que te ayudaremos a comprender.
Orígenes de El Cotillo.
A mediados del siglo XV, apenas unas décadas después de la colonización castellana de Fuerteventura, la Punta del Tostón (donde se localiza el faro) se convirtió en uno de los embarcaderos más importantes de la isla. Cientos de navíos entraban y salían llenos de mercancías hacia otros puertos, ya fuesen canarios, peninsulares o internacionales.
Con el tiempo, se necesitó un fondeadero de mayor calado. Se eligió para su emplazamiento una resguardada cala, donde se ubica actualmente El Cotillo.
Por aquella época esta zona estaba despoblada. El asentamiento más cercano se encontraba un par de kilómetros tierra a dentro, en el Roque. De hecho, El Cotillo, se denominaba “Puerto del Roque”, pues formaba parte de esa localidad.
Primero se levantaron, a pie de mar, diversas infraestructuras relacionadas con el tránsito de mercancías, como el puerto aduanero y diversos barracones. Posteriormente, se construyeron las viviendas, comenzándose a poblar tímidamente la bahía. Sin embargo, El Cotillo, se encontraba desprotegido y a merced de los continuos ataques por parte de piratas y corsarios.
No fue hasta finales del siglo XVIII, con la construcción de la Torre del Tostón, cuando El Cotillo empezó a tomar forma. Por esto, una de las visitas que no debes olvidar es acercarte a este baluarte defensivo.
Torre del Tostón
Asomado al imponente escarpe rocoso, y protegiendo el pueblo de El Cotillo, desde su flanco sur, la torre del Tostón se alza imponente ante el fuerte embate de las olas. La fortificación fue construida a finales del siglo XVIII. Su función era la de defender la costa y proteger las naves fondeadas, en el puerto del Cotillo, de los ataques de piratas berberiscos, británicos y franceses.
La Torre del Tostón consta de un cuerpo de planta circular, de desarrollo troncocónico, con dos pisos de alzada y plataforma con parapeto. A su interior se accede a través de una escalera de cantería que da paso a un puente levadizo con cadenas de hierro, situándose la puerta un par de metros sobre el suelo.
Para cumplir con su cometido, la terraza de la torre iría armada con 4 cañones. El baluarte también contaría con almacén de pólvora y apoyo de fusilería.
Existe la falsa creencia que la torre del Tostón, o del Rico Roque, fue levantada sobre otra fortificación, construida por Jean de Bethencourt en el siglo XV. Sin embargo, dicho bastión denominado Castillo de Rique Roque estuvo emplazado en Pozo Negro, justo frente al Poblado de la Atalayita.
Hornos de cal de El Cotillo
A la derecha de la Torre del Tostón podremos ver cinco hornos de cal colocados de manera consecutiva. De ellos se obtenía la cal, a través de la combustión de la piedra caliche.
Estas estructuras tienen forma troncocónica. Cuentan con una parte más estrecha y abierta en la cúspide para facilitar el depósito del carbón. Asimismo disponen de una puerta en la parte inferior para la carga de la piedra de caliche.
La industria de la cal, alivió durante siglos, la crisis de la economía majorera, porque necesitaba de numerosa mano de obra y no dependía de la climatología, como sí ocurría con la producción cerealista.
Ermita de la Virgen del Buen Viaje
No existe pueblo marinero, que se precie, sin su ermita. El Cotillo cuenta con un pequeño y coqueto santuario bajo la advocación de Ntra. Sra. del Buen Viaje.
La ermita se fundó, a finales del siglo XVII, por el Sargento Mayor Sebastián Trujillo, miembro de la Inquisición, en un cortijo de su propiedad.
Para levantarla buscó un lugar estratégico, pues debía ser perfectamente visible desde la localidad del Roque y desde la costa. Durante muchos años fue referente visual tanto para los barcos de mercancías, que se acercaban al puerto del Roque, como para los pescadores que faenaban por la zona.
La ermita consta de una única nave de planta rectangular, sin altar mayor diferenciado y con sacristía adosada al muro del evangelio.
La localidad de El Cotillo celebra sus fiestas patronales el domingo siguiente a la Ascensión (15 de agosto). La Virgen de Nuestra Señora del Buen Viaje participa en dos procesiones. Una de ellas, la más multitudinaria, es una procesión marítimo-terrestre en la que se engalanan los barcos del pueblo y se recuerda a las personas que perdieron la vida en el mar.
La otra, es una procesión nocturna que se realiza cada 2 años. La Virgen sale, portada a hombros de los devotos, desde la ermita de El Cotillo y se dirige al pueblo del Roque alumbrado por antorchas.
Fiesta de la Calada
Si de fiestas se trata, El Cotillo cuenta con una especialmente particular, que se enmarca en el inicio de las fiestas en honor a la Virgen del Buen Viaje: “la Calada”.
Esta tradicional celebración se viene realizando desde hace más de 4 décadas.
Pescadores y vecinos de El Cotillo se levantan antes del alba, cuando la marea está alta, y se dirigen al Río, cerca del faro. Allí tienden redes de una punta a la otra del Río. Cuando la marea ha bajado lo suficiente comienza la recogida de las artes de pesca.
Es todo un espectáculo asistir a esta tradición. Unas 30 personas tanto desde dentro del agua como desde la orilla y las embarcaciones, van reduciendo el cerco del chinchorro hasta dirigirlo hacia la arena. Más de 2.000 kilos de pescado, salemas principalmente, se recogen en apenas unas horas.
Tras la captura, el pescado se lleva al muellito, donde en unas mesas a la sombra, los vecinos limpian y lo preparan para jarearlo. Una vez salado se ponen a secar sobre los cantos rodados de la playa.
El jueves por la noche se hace el tradicional asadero de jareas, papas arrugadas y gofio. El pescado sobrante se reparte entre Cáritas y otras instituciones sin ánimo de lucro.
¿Dónde alojarse en El Cotillo?
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Alojamientos frente al mar: La Puntilla I, La Puntilla II
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