Fray Andresito

Fuerteventura brinda, al viajero curioso, la posibilidad de descubrir rincones llenos de encanto. Estos enclaves no suelen estar muy concurridos y te conectarán con la intrahistoria de nuestra isla. Son espacios que merecen ser visitados.

La Ampuyenta, es un pueblo de escasa población, y muy dispersa. Sin embargo, esto no está reñido con el número de lugares de culto que se pueden visitar. Cuenta con dos santuarios religiosos, muy arraigados en la vida de sus vecinos. Por un lado, está la ermita dedicada a San Pedro de Alcántara, que alberga bellas pinturas murales del siglo XVIII. El otro espacio de culto, y casi de peregrinación, es una sencilla y humilde ermita dedicada a Fray Andresito. Hoy nos acercamos a esta última, deseando conocer un poco más sobre la vida de Fray Andresito.

¿Quién fue Fray Andresito?

Andrés Filomeno García y Acosta nació en enero de 1800, en el caserío de La Ampuyenta. Fue coetáneo de otro ilustre majorero, nacido también en la Ampuyenta: El Doctor Mena.

Andrés se dedicó toda su infancia, como la mayoría de los niños pobres de la isla, al pastoreo y cuidado de las cabras. Su juventud se caracterizó por el trabajo duro. No tuvo tiempo, ni recursos para poder ir a la escuela. Las pocas palabras y cuentas que aprendió fueron gracias al cura del pueblo.

Durante las primeras décadas del siglo XIX, las prolongadas sequías en Fuerteventura originaron que los campos majoreros agonizaran de sed. Muchos vecinos de la isla tuvieron que emigrar en busca de un futuro mejor. Andrés García Acosta partió hacia Uruguay en 1832. 

Durante los primeros años en Montevideo trabajó como labrador hasta que, en 1835, ingresó en el convento franciscano. Pero en solo dos años abandonó la orden, y se ganó la vida en la construcción y en la venta de objetos religiosos. Sin embargo, poco más tarde, y acuciado por la inestabilidad política-religiosa de la época, pidió su reingreso en la Orden Franciscana. La tranquilidad no duró mucho. Con la exclaustración de las órdenes religiosas de 1838, Fray Andrés tuvo que subsistir, de nuevo, como peón y vendedor. Consiguió entrar en otra orden, años más tarde, esta vez en Chile. 

En 1850 se dedicó por entero a las obras sociales ayudando a los obreros de Santiago de Chile.

Fray Andrés se granjeó el cariño de los santiagueños gracias a sus visitas a la cárcel y al hospital. Llevaba a los enfermos y personas sin recursos, medicinas preparadas por él mismo.

El cariño pronto se transformó en devoción popular. Era conocido como “Fray Andresito” o “frailito Andrés”.

La mejor prueba de este afecto se palpó el día de su muerte, el 14 de enero de 1853, y en su funeral. Miles de personas de todas las condiciones sociales, y procedentes de los más diversos rincones del país, acudieron para despedirlo. 

Años más tarde, el cuerpo de Fray Andrés seguía incorrupto. Desde entonces, un gran número de personas visitan su tumba para pedir su intercesión o manifestar su gratitud.

A día de hoy, en Santiago de Chile hay un museo dedicado a su figura, y La Orden Franciscana continúa su obra social mediante un comedor popular que lleva su nombre.

Actualmente Fray Andresito está en proceso de ser beatificado.

La ermita de Fray Andresito.

Uno de los principales atractivos con los que cuenta la localidad de La Ampuyenta es la pequeña ermita de Fray Andresito.

Su singularidad radica principalmente en su historia. Estamos acostumbrados a que una ermita u otro lugar de culto se convierta en casa, restaurante, hotel, escuela, etc. pero, no es tan habitual, que parte de una humilde vivienda pase a ser ermita.

La ermita de Fray Andresito es, ni más ni menos, el lugar donde nació y vivió este personaje.

De la casa original de Fray Andrés se conservan dos habitaciones. Sus muros son de gran grosor, levantados con piedra, barro y cal. y sostienen la techumbre a dos aguas, cubierta de torta y aletas de piedra blanca. Llama la atención que no tenga ventanas. El único vano que deja entrar la luz natural es una única puerta de tablazón de madera, orientada al sur. 

En las paredes interiores de la ermita se pueden ver una serie de paneles. En ellos se narra la biografía de Fray Andresito. También hay varias imágenes del venerable majorero. Un austero mobiliario, constituido por dos bancos y sencillas mesas, es todo lo que encontrarás en este curioso santuario. 

En una de las mesas hay un libro en el que los visitantes anotan mensajes. También cuenta con un lugar donde depositar los donativos.

Toda la edificación está rodeada por una barbacana alta de piedra albeada.

¿Cómo llegar a la ermita de Fay Andresito?

Ir hasta la ermita de Fray Andresito no es complicado, pero al no haber indicaciones es fácil aparecer en otro sitio.

Lo primero es llegar hasta el edificio más singular de La Ampuyenta: El Hospitalito. No tiene pérdida, se localiza junto a los semáforos.

Cruza la calle y sigue recto por esa carretera rural, sin desviarte.  Avanza, dejando a tu mano derecha una pequeña escultura dedicada a Fray Andrés. A unos 100 metros de la escultura encontrarás la barbacana de la ermita y la puerta de acceso.

Tanto la puerta del exterior como la del santuario suelen estar cerradas. No te preocupes, no tiene la llave echada. Abre las puertas, entra y visita este lugar. Eso sí, no se te olvide ir cerrando las puertas y apagando las luces cuando termines. 

¿Cuándo visitar la ermita de Fray Andresito?

El acceso al interior de la ermita es libre y gratuito durante todo el año. La casa es uno de los escenarios en los que cada año se celebra una fiesta en honor a Fray Andresito, coincidiendo con el 14 de enero, día de su muerte. 

Las celebraciones consisten en diversos actos en el Centro Cultural del pueblo, una Eucaristía en la ermita de San Pedro de Alcántara y una procesión con la imagen de San Pedro hasta la Casa de Fray Andresito.


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