El culto a los muertos es intrínseco al ser humano y se pierde en la noche de los tiempos. Todas las culturas, desde tiempos inmemoriales, han recordado, de una manera u otra, a las personas que ya no están en este mundo.
Los aborígenes canarios, por ejemplo, tenían para con sus muertos una gran veneración. Para preservar a sus seres queridos de la corrupción y hacerlos, en cierto sentido, inmortales los embalsamaban. Este proceso se hacía con tal esmero que, hoy en día, se conservan numerosas momias en los museos insulares.
Tras la conquista castellana y la posterior colonización la mayoría de los rituales aborígenes cayeron en el olvido.
Pero, volvamos al tema que nos ocupa hoy, la fiesta de los Finados y el culto a los muertos.
¿Desde cuándo se celebra el día de Todos los Difuntos?
El precursor de esta festividad fue el Papa Bonifacio IV, quien, a principios del siglo VII, consagró el Panteón en Roma a la Virgen María y a todos los Mártires. También estableció el Día de Todos los Difuntos, que sigue al día de Todos los Santos. Estas fiestas se celebraron, en un principio, cada 13 de mayo. Se hacían coincidiendo con las fiestas paganas de “los Lémures”, y persiguiendo su cristianización Poco a poco se fue incrementando el culto cristiano de Todos los Santos. La festividad fue movida varias veces de fecha. La última fue a mediados del siglo VIII, cuando el Papa Gregorio III instauró el 1 de noviembre como día de Todos los Santos.
La fiesta de los finados en Canarias
Desde el siglo XVI hasta bien entrado el XX las fiestas en Canarias que honraban a los difuntos duraban 3 días, desde el 31 de Octubre hasta el 2 de noviembre.
Se hacían una serie de rituales, que trataban de tener presentes a los seres queridos. Estas costumbres consistían, principalmente, en la visita a las tumbas de los familiares, en las que se depositaban algunas ofrendas. También se asistía a la misa por las ánimas.
No había iglesia que no tuviera un gran cuadro de Ánimas o una cofradía para fomentar y sostener el culto de Ánimas.
En cuanto a las ofrendas, durante mucho tiempo, fue tradición poner encima de los sepulcros fanegas de trigo, carneros vivos, garrafones de vino, cestas de pan, rosquetes, etc. Todo ello iba destinado a las misas y al culto de Ánimas. Además, cada mujer encendía, dentro de la iglesia, tantas velitas como individuos de su familia hubiesen fallecido. Ese mismo número de candelas se dejaban encendidas en la casa, durante la noche.
La Fiesta de los Finados, se celebraba en Fuerteventura la noche anterior al día de los Difuntos. Y aunque esta festividad se realizaba en toda la geografía majorera era en los enclaves rurales donde tenía más relevancia.
Era el momento de recordar y honrar a los fallecidos de cada familia.
Al caer la tarde se reunían familiares, amigos y vecinos alrededor de la mujer más anciana. Era ella la que se encargaba de relatar anécdotas, recordar virtudes y contar historias de los antepasados, haciéndolos presentes con sus palabras.
Durante la celebración también se cantaba, se rezaba y se practicaban juegos tradicionales, mientras se degustaban los típicos productos del otoño: castañas, almendras, manzanas asadas, nueces, higos pasados, dulces, etc. Todo ello acompañado por unas copas de anís y ron miel.
Los niños iban casa por casa con una talega al hombro preguntando: ¿Tienen santos?. Y los vecinos les daban diversas viandas.
La celebración continuaba hasta la madrugada, entonando canciones tradicionales y bailes. Después la juventud salía de las casas participando en bailes de taifas. Las calles se llenaban de gente con ganas de jolgorio.
Según Bethencourt Alfonso, en el siglo XIX, estas fiestas parecían más un Carnaval. Los vecinos “Iban armados de guitarras, bandolas, panderetas, castañuelas, sonajillas, triángulos…improvisando y componiendo la letra”
Ranchos de Ánimas
El 1 de Noviembre comenzaban los Ranchos de Ánimas. Los Ranchos, es una de las tradiciones más antiguas de Canarias. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XV. Consisten en un grupo de músicos que recorren calles y casas, pidiendo limosna y cantando a los difuntos, a los santos o a cualquier otro tema que se les pidiese. Recogían ofrendas en dinero y en especias, que servían para sufragar misas.
Esta tradición está en serio peligro de desaparecer. El motivo principal lo encontramos en la transformación misma que ha sufrido el culto al difunto. Ya no se velan en las casas, sino en tanatorios. A eso hay que unirle la, casi, desaparición de encargar misas por las almas de los finados, y la disminución de la creencia en el Purgatorio.
Por suerte, los Ranchos de Ánimas de Tiscamanita y de Tetir, mantienen viva la tradición en Fuerteventura.
Los Ranchos de Ánimas se organizaban a media tarde del Día de Todos los Santos para salir esa noche. Recorrían las casas y el mayordomo de la Cofradía de Ánimas, era el encargado de preguntar en cada casa: “¿Se canta o se reza?”, y si se les permitía cantar improvisaban coplas referidas a los difuntos.
Se cantaban coplillas como las siguientes.
“Su padre y su madre
les viene a decir,
que en el Purgatorio
es malo vivir”.
“Su padre, señora
me mandó decir,
que con una misa
espera salir”.
Estas manifestaciones músico-religiosas comprendían desde el 1 de noviembre al 2 de febrero (día de la Candelaria).