Solo hay que darse un paseo por la extensa Fuerteventura, para ver hornos de cal tradicionales por doquier. Estos constituyen uno de los elementos patrimoniales de mayor valor etnográfico de la isla.
Las caleras majoreras son el testimonio mudo de un floreciente pasado, guardianes del saber artesanal de la elaboración de la mejor cal de Canarias. Fueron uno de los motores económicos más reseñables de la isla durante mucho tiempo.
Los hornos de cal estuvieron funcionando en Fuerteventura desde el siglo XVI hasta el segundo tercio del siglo XX. Miles de toneladas de cal salieron de los puertos majoreros hacia las otras islas del archipiélago. También a Madeira y la península Ibérica.
La mayor demanda de cal majorera se produjo entre finales del siglo XIX y principios del XX, coincidiendo con la construcción de grandes obras e infraestructura en otras islas.
¿De dónde se extrae la cal?
La cal se obtiene fundamentalmente a través de la combustión de rocas ricas en carbonato cálcico. Este proceso se realizaba en un horno de cal, ya fuese artesanal o industrial. En ambos casos la elaboración de la cal era similar.
La presencia de carbonato cálcico en ciertas zonas puede tener dos orígenes principalmente: orgánico y por deposición sedimentaria.
Por un lado, hay ciertos organismos acuáticos capaces de precipitar carbonato cálcico, en forma de conchas, rodolitos, etc. Al cabo del tiempo la acumulación de dichos restos orgánicos forman rocas calizas o dolomíticas.
Por otro lado, el proceso erosivo producido por el agua en ciertas rocas, hace posible el transporte de los carbonatos existentes en ellas y la deposición en otros enclaves, dando lugar a nuevos sedimentos. Las estalactitas y estalagmitas son un claro ejemplo de ello.
En otras ocasiones, como ocurre en Fuerteventura, los depósitos de carbonato cálcico no son tan espectaculares. El agua se infiltra en el suelo disolviendo los carbonatos y volviéndolos a depositar cuando el agua se evapora. Se forman costras, más o menos gruesas, de un material blanquecino denominado caliche. El caliche ha sido la materia prima esencial en la producción de cal en Fuerteventura.
¿Dónde se construían los Hornos de cal?
Los hornos de cal se levantaron en nuestra isla, principalmente, en las zonas de costa, en calas que permitían el abrigo de los barcos. Las piedras de caliche eran transportadas varios kilómetros, si era necesario, hasta los hornos en burros y camellos. Una vez elaborada la cal era llevada a los barcos.
Pero, también podremos ver hornos de cal en zonas del interior de la isla. En estos casos, los hornos se erigían próximo a caminos que tuvieran buena comunicación con algún puerto cercano.
¿Cómo son los hornos de cal tradicionales?
Los hornos de cal se basan en una cámara cilíndrica ligeramente ovoide abierta por arriba, con otra apertura lateral a ras de suelo, a modo de puerta. La estructura de los hornos tradicionales majoreros es muy sencilla. Son de planta circular y desarrollo troncocónico, en la mayoría de los casos escalonados. Los más grandes y sólidos están construidos con rocas basálticas, y no superan los ocho metros de altura ni los cuatro de diámetro. Existen también hornos más pequeños levantados a base de caliche recubierto de torta de barro. Estos no exceden los cuatro metros de altura.
La puerta inferior estaba orientada en dirección contraria a los vientos dominantes, controlando así el proceso de combustión. El hueco inferior permitía, además, sacar la cal viva una vez cocida. Una parrilla que se colocaba en su interior, justo por encima de la abertura, facilitaba la labor de extracción de la cal. Solo había que moverla para que cayera el caliche ya quemado.
Los hornos de cal se alimentaban con carbón de antracita traída, a veces, de Reino Unido. En épocas de escasez se utilizó la hulla peninsular, e incluso, en los primeros momentos se aprovechó el bosque termófilo de la isla.
¿Cómo se extraía el caliche?
Tras haber elegido el lugar propicio para extraer el caliche, se procedía a romper la extensa capa de caliche en trozos manejables. El proceso era muy rudimentario y duro. Para ello, los trabajadores se ayudaban de picos, cuñas, martillos y barrenas.
Cuando se conseguían piedras de unos 15 centímetros de grosor y de no más de 10 kg de peso se acarreaban en animales de carga, y se llevaban a los hornos.
¿Cómo se cargaban los hornos?
El proceso de llenado del horno se efectuaba desde el orificio superior. Se intercalaba una camada de piedra de caliche con otra de combustible, hasta colmar completamente el cono del horno. En la parte inferior se colocaban aulagas secas. A continuación se iniciaba el encendido. De esta manera el fuego se iba transmitiendo a las distintas camadas de combustible y convirtiendo el caliche en cal viva.
El proceso de cocción del caliche duraba varios días, a veces, incluso más de una semana. Todo dependía de la rapidez de combustión del horno y de las características del mismo. El primer indicio de su fin se produce cuando el humo que sale del horno es de color blanquecino.
Tras finalizar la cocción se le añadía agua a la piedra de cal, obteniéndose la llamada cal apagada, fácil de transportar en barcos de madera.
Centro de Interpretación de los Hornos de Cal.
El Centro de Interpretación de los Hornos de Cal (CIHC) es un proyecto que, se instalará en el conjunto de los Hornos de Cal de El Charco, en la capital majorera.
En 2017 se iniciaron las obras para la remodelación y la rehabilitación de los Hornos de Cal y su entorno. Se han acondicionado parcialmente las zonas aledañas con espacios peatonales.
Junto al horno industrial levantado en 1946 se ha construido el CIHC, un espacio expositivo abierto a la ciudad, que tendrá murales, paneles y atriles explicativos, donde, además, de darse a conocer la historia de la industria de la cal podría funcionar como aula-taller, auditorio o sala de proyecciones audiovisuales.