Al sur de la isla de Fuerteventura existe un paraje único, enmarcado entre impresionantes escarpes que cobijan a los que quieran dedicarse a contemplar las olas del mar. Hablamos de la Playa de Garcey, uno de los pocos reductos paradisíacos, que aún no han sido invadidos masivamente por los turistas, ideal para los que buscan alejarse de las aglomeraciones.
A pesar de ser, Garcey, un referente en la isla para el disfrute de la tranquilidad, y a encontrase en casi todas las guías de viaje, esta playa sigue manteniendo parte de su encanto. Su acceso nada cómodo, realizable solo a través de pistas sin asfaltar, ha sido uno de los motivos por los que este enclave ha conseguido conservar su espíritu hippie casi intacto.
La playa de Garcey es un auténtico remanso de paz. Aquí tu única preocupación será ver el transcurrir del tiempo mientras disfrutas del sonido del Atlántico. Su belleza natural formada por amplios escarpes rocosos que flanquean la playa, unido a espectaculares calas, y a varias cuevas la ha convertido en uno de los destinos más deseados de Pájara, municipio al que pertenece. Precisamente uno de sus atractivos es una impresionante abertura natural, a modo de pasillo, que hay en el escarpe más occidental. Este comunica la playa de Garcey con la playa contigua. La anchura y profundidad del pasillo es tal que, durante la pleamar, se forma una idílica piscina cubierta.
En Garcey cuentas con más de medio kilómetro de playa para caminar ininterrumpidamente por su orilla. Su suelo está formado por piedras y una mezcla de arenas blancas y negras.
El viento y el fuerte oleaje que azota, durante gran parte del año, es una de las características más singulares de la playa de Garcey, y uno de los motivos por los que se suele celebrar competiciones deportivas. Una de ellas es el Campeonato de Surf y BodyBoard de Garcey, un espectáculo digno de ver, ya que suele atraer a más de 100 deportistas de alto nivel. Esta prueba, a pesar de no estar incluida en el circuito de Canarias de Surf y BodyBoard, se ha hecho un hueco en el calendario surfero de las islas. La calidad de sus participantes y, especialmente, el ambiente familiar que se respira durante el fin de semana que dura la prueba son las señas de identidad de esta competición.
Pero, si por algo es conocida la playa de Garcey es por albergar, en sus profundidades, los escasos restos del American Star, uno de los barcos más lujosos que surcó el atlántico en la segunda mitad del siglo XX.
El American Star y su naufragio
El S.S. America, primer nombre de los siete que tuvo este barco, fue bautizado en agosto de 1939. Con 220 metros de eslora, 28 de manga, una capacidad para más de 1.200 pasajeros y una tripulación de 643 hombres, el S.S. America era el mayor buque norteamericano de pasajeros, y estaba destinado a ser uno de los transatlánticos más emblemáticos del siglo.
El buque se equipó con todo lujo de detalles, incluido piscinas, y materiales innovadores como el acero inoxidable. Su viaje inaugural, previsto para 1941 se tuvo que posponer a causa de la Segunda Guerra Mundial. El barco fue militarizado. Y aunque se rebautizó como U.S.S. Westpoint, era más conocido como “El Fantasma Gris”. Su misión, durante la contienda bélica, fue la de trasladar soldados americanos.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, el barco, fue devuelto a sus propietarios. El transatlántico se restauró con todo el lujo original. En 1946 hizo su viaje inaugural Nueva York-Cobh-El Havre-Southampton, repitiendo el trayecto en incontables ocasiones hasta que fue retirado del servicio en 1964.
A pesar de contar con casi 25 años de servicio, el barco siguió transportando viajeros, esta vez en nuestras antípodas con el nombre de S.S. Australis. Llevó emigrantes desde Southampton a Australia y Nueva Zelanda, y circunnavegó la Tierra en 62 ocasiones. Después de eso, el buque, tuvo otros tantos nombres y propietarios.
El último viaje de American Star tuvo lugar el 15 enero de 1994. El oxidado barco se dirigía al puerto de La Luz, (Gran Canaria) cuando se vio sorprendido por un gran temporal que arremetió contra la isla. Las amarras que unían el S.S. American Star y su remolcador se rompieron, quedando el barco a merced de las corrientes marinas. El destino hizo que 3 días después, el buque, encallara en la Playa de Garcey, partiéndose su casco en dos.
Durante un tiempo la Guardia Civil vigiló el American Star. Pero una vez retirada la vigilancia propios y extraños se abalanzaron sobre el desvencijado crucero de lujo, como aves de presa. Ojos de buey, calderas, motores, bombas de agua, maquinaria, lámparas, adornos y enseres de todo tipo, hasta las piezas más insignificantes le fueron arrancados al viejo American Star y destinados a la decoración de viviendas particulares, empleadas industrialmente o vendidas al peso.
Preguntas Frecuentes sobre la Playa de Garcey:
¿Cómo llegar a la playa de Garcey?
Para llegar a Garcey desde Pájara, hay que coger la carretera FV-605. A poco más de 1,5 km se encuentra el desvío hacia Ajuy. Pasamos el cruce dejándolo a la derecha. Seguimos hacia el Sur, y a unos 4 kilómetros de Pájara encontraremos un cartel de madera que nos indica “La Solapa – Garcey”. Tomamos ese desvío, a la derecha. Es una pista de tierra que nos acercará a la Playa de la Solapa a unos 4 kilómetros. Seguiremos por la pista de tierra, un par de kilómetros más hasta llegar a Garcey.
¿Es peligroso el baño en Garcey?
La Playa de Garcey, como en muchas de la costa oeste predomina el fuerte oleaje. Extrema las precauciones y no te alejes de la orilla.
¿Quedan restos del barco American Star?
Muchas personas se acercan hasta Garcey esperando ver intacto el barco encallado. Sin embargo, hay que advertir que ya no queda nada visible.
¿Se puede hacer nudismo en la playa de Garcey?
Sí. Esta playa por estar tan alejada del turismo tradicional está considerada como una de las mejores de la isla para practicar nudismo.