Betancuria es la localidad más antigua de Fuerteventura, y constituye la primera ciudad en Canarias con asentamiento estable. Descubrirla es adentrase en un histórico pasado que nos transporta a casi 100 años antes del descubrimiento de América.
Hoy os indicamos los enclaves que no pueden faltar en una visita por esta villa.
Betancuria la primera capital de Canarias
La fundación de la villa de Betancuria data de 1404, año en el que concluyó la conquista de Fuerteventura. Sin embargo, esta zona, debido a su estratégica situación geográfica: en un valle interior, alejado de la costa y rodeado de montañas hizo que un par de años antes, Jean de Béthencour, la eligiera como uno de los puntos clave para dirigir las últimas incursiones y conseguir la rendición de los aborígenes.
Aquí levantó una pequeña fortaleza, siendo este el lugar donde iban a parar la mayor cantidad de víveres, soldados y efectivos militares que llegaban a la isla.
Betancuria fue el centro neurálgico de Fuerteventura durante mucho tiempo. Se convertiría, poco a poco, en una pequeña Villa, que los normandos llamaban Santa María de Valtarajal. Tras la rendición de Guise y Ayose, tanto colonos europeos, esclavos aborígenes, como los mahos que se unieron a la nueva cultura, iban asentándose a ambos lados del barranco, y empezaron a levantar las primeras viviendas.
En junio de 1405 Betancuria fue incorporada a la Corona de Castilla. Su nombre hace referencia a uno de sus conquistadores: Jean de Béthencour.
¿Qué visitar en Betancuria?
Pasear por el entramado de calles de Betancuria, descubriendo sus norias, sus casas humildes y señoriales… es la mejor manera de conocer la localidad. Ahora bien, no pueden faltar en tu ruta las visitas a la iglesia de Santa María de Betancuria, el antiguo convento de San Buenaventura, la ermita de San Diego de Alcalá, y el Museo Arqueológico de Fuerteventura.
Iglesia de Santa María de Betancuria
La iglesia de Betancuria vertebra la localidad y se encuentra en el casco histórico de la Villa. En este mismo lugar, durante la conquista, Jean de Béthencour mandó eregir un pequeño oratorio para poder cumplir con los preceptos religiosos de la época. En ella se colocó una pequeña talla de alabastro que el conquistador trajo de Francia.
En 1410 la ermita fue sustituida por una iglesia de estilo gótico francés. Jean le Maçon fue el encargado de construirla. En 1593 fue destruida por los piratas berberiscos, capitaneados por el arráez Xabán.
Se reconstruyó en el siglo XVII. En ella se aprecian elementos góticos, mudéjares, renacentistas y barrocos.
Convento de San Buenaventura
A la izquierda y justo antes de entrar en la Villa de Betancuria se encuentran los restos del Convento de San Buenaventura. Fue el primer convento de Canarias y perteneció a la Orden franciscana. Se fundó en 1416.
La advocación a “San Buenaventura”, responde a la onomástica del día en que fue conquistada Fuerteventura. De esta manera quedaba vinculada la conquista con la evangelización de la isla.
A mediados del siglo XIV se amplió la edificación así como las celdas de los frailes.
Hoy en día apenas quedan vestigios del primigenio cenobio, pues casi todo fue arrasado en el ataque de 1593, perpetrado por el arráez Xabán. La mayor parte de las arquitecturas que podemos contemplar actualmente corresponden a las remodelaciones efectuadas a finales del siglo XVII.
La planta en forma de cruz latina con cabecera plana de su iglesia es perfectamente visible desde lo alto. Los arcos son de medio punto a excepción de algunos apuntados con acanaladuras. El templo de estilo puramente gótico posee dos puertas de acceso, una situada a los pies del mismo y la otra en el lado de la epístola, ambas con arcos de medio punto y realizadas en cantería. Se conservan dos hornacinas de cantería labrada, que en su día estuvieron policromadas.
Los franciscanos que habitaron el convento, además de predicar se dedicaron a otros menesteres. Entre estas actividades estaba la de asistir a los enfermos y la alfabetización de los habitantes de la isla. Enseñaban los primeros pasos para leer, escribir y hacer cuentas esenciales.
Ermita de San Diego de Alcalá
Frente al antiguo convento de San Buenaventura se encuentra la ermita erigida en honor a San Diego de Alcalá a mediados del siglo XVII.
Diego de Alcalá fue uno de los primeros moradores de cierta transcendencia que tuvo el convento. Llegó a Fuerteventura en 1441 y se marchó en 1449.
La ermita se construyó sobre la cueva en la que San Diego solía pasar las horas orando.
Junto a la ermita se encuentra un pozo que el mismo fraile construyó con sus manos y que se dice tenía propiedades curativas.
De lo más curioso de esta ermita, es que dentro se conserva un trozo de cuerda con la que, según cuenta el acervo popular, los monjes ataban al Diablo.
Museo Arqueológico de Fuerteventura
El Museo arqueológico de Fuerteventura es otro de los edificios que no pueden faltar en una visita a la isla. Se localiza a mano izquierda de la carretera Fv-30, que conecta Betancuria con Vega del Río Palmas. Es fácil de encontrar, pues sus oficinas están custodiadas por dos cañones.
El nuevo museo se abrió en diciembre de 2020, y se sitúa a las espaldas del antiguo museo.
El inmueble está estructurado en 3 niveles que se presentan de manera escalonada.
El nivel inferior, por el que se accede, consta de 2 salas:
- La primera está dedicada, en su totalidad, a la vida de los mahos, los primeros pobladores de Fuerteventura. En ella se muestran los trabajos de diversos yacimientos de la isla.
- La segunda sala de la planta inferior, es una mixtura de actividades y etapas históricas. En el mismo espacio podemos contemplar tanto elementos de la cultura del cereal, como defensivos, antes y después de la conquista.
La primera planta está dedicada, principalmente, al convento Franciscano de San Buenaventura, y a sus moradores. También se hace mención a otras joyas históricas de Betancuria.
La planta superior aloja una exposición fotográfica, donde podremos admirar petrograbados y diferentes yacimientos majoreros.